La tiranía de un Calígula obsesionado con lo imposible estremece al público del Teatro Romano de Mérida

Ya lo avisa desde el principio de la representación: “Quiero la luna porque es una de las cosas que no tengo”. Y a partir de ahí el ‘Calígula’ interpretado magistralmente por Pablo Derqui hace todo lo que está en su mano para exigir lo imposible a los ciudadanos de Roma y vivir y hacervivir a todos en una continua maldad y crueldad.

El ‘Calígula’ de Albert Camus dirigido por Mario Gas presenta a un emperador despiadado que, tras la muerte de su hermana y amante Drusila, desaparece como si se lo hubiera tragado la tierra durante tres días. Cuando se encuentra de nuevo con sus súbditos ya empieza a mostrar su obsesión por lo imposible y sus ganas de destrucción.

Derqui representa a un ‘Cayo César’ que está despojado de su toga igual que de su locura aunque a medida que avanza el tiempo, esta sí se va apoderando poco a poco de él y lo muestra a través de escenas que sorprenderán a más de uno. El actor se deja la piel y el alma en el escenario, se cree el personaje que, escena tras escena, se irá convirtiendo en un monstruo.

Una escenografía ‘moderna’ empezando por el escenario, responsabilidad de paco Azorín, se centra en una enorme tarima en pendiente compuesta por varias puertas que se abrirán en un par de ocasiones para hacer llegar al público a otros escenarios además del principal, un palacio romano símbolo de la arquitectura fascista italiana.

Por su parte, el vestuario de los personajes se centra en trajes de chaqueta en tonos en blanco y negro, salvo excepciones como los momentos de máxima locura de Calígula donde se hará pasar por la mismísima diosa Venus a través de una escena con música, luces y vestimenta que no dejará a nadie indiferente.

En cuanto a los personajes, junto al tirano, pilar fundamental de la obra, le acompañan en el reparto Borja Espinosa como Quereas, Mónica López como Cesonia, Bernat Quintana como Escipión, Xavier Ripoll como Helicón; y un corifeo formado por Pep Ferrer, Anabel Moreno y Ricardo Moya. Calígula ejerce la maldad a conciencia y ridiculizará a cada uno de estos personajes que le acompañan insultándolos y obligándoles a aplaudir sus locuras. También les hará sufrir, matando a sus familiares, incluso les hará cumplir con leyes que se inventa en el momento como la de subirles los impuestos, “gobernar es robar, todo el mundo lo sabe”, exclama.

Finalmente será asesinado por los suyos, algo que él en cierta forma buscaba, aunque su última frase “!Todavía estoy vivo!” hace que el terror que provoca este despiadado emperador nunca desaparezca. La representación de 'Calígula' permanecerá en el Teatro Romano de Mérida hasta el próximo domingo, 16 de julio.

Marta González